“Nacer en la verdad”

Por Aimée Padilla

Mi abuela paterna era considerada una rebelde a la vista de los testigos de Jehová. Fue una mujer celosa en su servicio a la religión y una de las pioneras en dar a conocer la “verdad” en México allá por los años 40’s del siglo pasado.

Pero ¿por qué a la vista de los demás era una rebelde? Incluso yo así la veía cuando escuchaba sus comentarios y no entendía  su manera de pensar.

Ella tenía la firme creencia de que no  había que informar la cantidad de horas que dedicaba a la actividad de casa en casa, ya que razonaba de la siguiente manera: “Eso no está en la Biblia”, y constantemente tenía pláticas con los ancianos ya que se negaba a entregar un informe de predicación… aunque al final lo hacía.

De la misma forma, cuando era la visita del Superintendente de Circuito no salía a la predicación ya que decía: “Bueno ¿Qué ese señor es el papa, por qué debo de salir?  ¡Ah! A los ancianos nunca se les ve en el servicio, pero cuando llega el de Circuito son los primeros en estar allí”

Cuando hacía esos comentarios delante de otros hermanos, yo contenía la respiración y pensaba:  “Ay abuelita ¿por qué eres tan rebelde? ¿por qué  no apoyas las recomendaciones que da la Organización?”

Lo que yo no entendía en ese momento es que mi abuelita al no haber nacido “en la verdad”, aún tenía en funcionamiento su pensamiento crítico, el cual no había sido aplastado del todo.

He leído comentarios en últimas fechas, en donde a los testigos de Jehová que no abren los ojos ante tanta evidencia que hay ahora contra la JW, se les atribuyen calificativos tales como: tontos ó necios; yo prefiero no usar esas expresiones por lo que relataré a continuación.

En mi experiencia personal, les diré que yo tardé unos 10 años en darme cuenta  que me estaban mintiendo desde el primer contacto que tuve con la “apostasía”.

Estando en la predicación me tocó hablar con un abogado… fue el primero que me habló del hermano Franz. Recuerdo que en ese momento  me dijo: “¿Sabe usted quien es Raymond Franz?” Le contesté que no. Entonces me dijo: “Que terrible es que ustedes los testigos de Jehová no conozcan la historia de su Organización”.

Hablé con él durante más de una hora, intentó hacerme ver la mentira en la que me encontraba metida, pero yo ciegamente defendí a la Organización, con débiles frases ya estudiadas de manual: “La Organización de Jehová es perfecta, los imperfectos somos nosotros”  “Jehová mueve los asuntos a su debido tiempo” pero vez tras vez, mi interlocutor tenía una pregunta a la cual no podía responderle con argumentos válidos… Cuando regresé a casa, busqué en internet “Raymond Franz” y me salieron  muchísimas entradas, en una de ellas recuerdo que decía: “Raymond Franz el príncipe de los apóstatas”,  me asusté mucho por lo cual cerré el buscador y con el corazón latiendo aceleradamente, le hice una oración a Jehová pidiéndole perdón por estar buscando información apóstata.

La idea me estuvo dando vueltas durante algunas semanas, pero terminé por olvidar el asunto y me aferré más a las doctrinas de la secta.

Así que como persona que nació en la verdad, nunca tuve manera de contrastar información distinta a la que se me inculcó desde mi tierna infancia, siempre di por sentado que los testigos de Jehová eran la única organización aprobada por Dios, todos los demás estaban mal.

Mi abuelita se topó con los testigos de Jehová siendo adulta, se aferró a sus enseñanzas y fue una devota seguidora del culto. Crió a sus hijos en ese camino, pero debido a que perteneció a otra religión podía ver con claridad que había cosas que no tenían sentido y es cuando protestaba.

Yo la veía con una mezcla de admiración y asombro ante su “rebeldía”, cómo se enfrentaba a los ancianos para poder sostener su punto de vista en un México por demás machista, aunado al  machismo que impera dentro de la Watchtower. Nunca se dejó amedrentar y lamento que ahora  no esté conmigo.

Ya estando despierta me está costando muchísimo quitar de mi sistema todo vestigio de la Organización, pues me quedé sin familia extendida, sin amigos, además de que tengo problemas para socializar con las demás personas y establecer límites sanos, intento siempre justificar a los demás y me olvido de mí misma ya que siempre los antepongo porque eso es lo que se me enseñó  dentro de la Organización.

Empecé a escribir en foros de ex testigos de Jehová para poder  sanar mis heridas emocionales y pronto me di cuenta que había muchas personas que se encontraban pasando por situaciones mucho mas difíciles que la mía y les estoy eternamente agradecida, ya que sus experiencias me tocaron el alma y me han dado las fuerzas para seguir adelante con las historias que aún me faltan por contar.

Los testigos de Jehová son personas normales como todo ser humano, pero se les inculca la idea de que son únicos y especiales, que forman parte de cierta élite. Esto se refuerza vez tras vez en sus publicaciones; recordemos a Hassan y su libro sobre técnicas de manipulación mental de las sectas y la repetición es una de las tantas técnicas que usa esta organización coercitiva para grabar a punta de diamante ideas irracionales en la psique de los testigos de Jehová.

Quienes nacimos dentro del culto, nunca supimos lo que era celebrar un cumpleaños, saludar la bandera o tan siquiera decir “salud” a alguien que estornuda, todo eso era malo a la vista de Jehová y nos hicieron sentir sumamente mal por cosas que para el resto del mundo eran algo normal… porque lo son, pero es necesario que el adepto se mantenga aislado de los demás para poder controlarlo y si esto se hace desde la tierna infancia, la personalidad del individuo queda  marcada y su capacidad para poder reconocer algo ilógico es mas difícil. Esa es la percepción que tengo ahora que me encuentro fuera.

He tenido que tomar terapia psicológica para poder rehacer mi vida y renacer de las cenizas, toda  mi vida acudí a los ancianos por ayuda cuando se me presentaba un problema, pero al darme cuenta que tenía el control total de mi vida me dio pánico, porque no sabía que sería de mi sin alguien que me dijera lo que debía de hacer; y no estoy hablando en este momento de un tema doctrinal, si no de qué haría con mi vida en el pleno sentido de la palabra.

Aún caigo en periodos de depresión pero estos son cada vez menos frecuentes, estoy aprendiendo a ser independiente, segura de mi misma, estoy aprendiendo a controlar mis emociones y a reirme de mis desaciertos. Trato de ser honesta conmigo  misma y tomar el  mejor camino para mí el cual no necesariamente es el que yo quiero. Me reinvento todos los días y aprendo de mis fracasos, eso es la resiliencia y estoy aún  muy lejos de llegar a mi meta.

Estoy disfrutando plenamente en este viaje de descubrimiento, saboreando todos los días por tener la oportunidad de ser mejor persona y compartir lo que siento con los demás. Es un sentimiento que llevo en el corazón ya que alguien  en el pasado se interesó en mi sin conocerme… cuanto lamento no haber escuchado a aquel abogado hace 10 años pues mi vida sería otra, cuanto lamento no saber su nombre, cuanto lamento no poder darle las gracias en persona y decirle que él dio el empujón inicial en este camino hacia mi libertad de pensamiento.

Así que cuando me topo con algún testigo de Jehová que defiende férreamente a la secta, trato de recordar que fui como ellos pero que gracias al activismo me encuentro escribiendo estas líneas. Espero como siempre, que con mis palabras muchos lleguen a sentirse identificados. No me cansaré de repetir una y otra vez: testigos de Jehová por favor investiguen más allá de las publicaciones oficiales de la organización JW, usen su pensamiento crítico, tomen el control de sus vidas y de su propia verdad. No permitan que pase mas el tiempo y sigan dando sus energías y recursos a una Organización que no se interesa por ustedes.

Y lo que más lamento aún, es no poder decirle a mi abuelita “perdón si llegué a pensar que eras una rebelde”, si aún viviera ya hubiera hablado con ella así como lo hice con otros familiares. Se que ella sí me hubiera escuchado y me diría: “Oh… entonces no era yo una rebelde” Y yo le respondería: “Claro que no abuelita… no eras una rebelde, eras una visionaria”.