La fragancia de la Libertad

Ayer tuve la grata sorpresa de platicar con un amigo testigo de Jehová que también dejó de reunirse; dejamos de vernos por casi 3 años y ninguno de los 2 dio «el paso» para identificarse como ex integrante del culto hasta el día de ayer que finalmente coincidimos.

Él sí sabía que yo era «apóstata» pero decidió callar porque tiene familia adentro y no desea perderla. Leía mis artículos pero temía preguntarme abiertamente qué me había motivado a alejarme de la secta.

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La historia de él es muy parecida a la de tantos de los que nos hemos retirado, se dio cuenta que las enseñanzas JW no eran lógicas y la Congregación a la que asistíamos, es una especie de pequeño feudo opresor que lo hizo despertar de golpe.

No entraré en más detalles con respecto a él, ya que no se encuentra listo para decir abiertamente que ya no cree en el Cuerpo Gobernante, además de que no deseo ahondar más en temas cultistas. Simplemente centraré mi atención en lo que puedo rescatar de positivo de esa charla con él.

Una pregunta que hace unos 3 años me hizo uno de los ancianos de mi ex Congregación cuando dejé de asistir fue: «¿Qué haces ahora con todo el tiempo libre que tienes?» Y me quedé perpleja al escuchar su pregunta, no me esperaba semejante absurdo así que no pude responder con asertividad; así que decidí hacerle a mi amigo la misma pregunta: ¿Qué haces ahora con todo el tiempo libre que tienes si ya no asistes a las reuniones por zoom? … Sus ojos igual se abrieron de par en par y no supo qué responder, yo me reí y tuve que confesarle que esa pregunta me la había hecho años atrás el anciano que ambos conocíamos.

Le dije ¿sabes cual es el problema de los testigos de Jehová? Que ellos tienen su vida totalmente ocupada en actividades propias de la secta, que no llegan a tener una vida propia; el centro de su vida es la secta: se despiertan con una oración, se tardan como media hora en considerar el texto del día y luego desayunan, hacen sus actividades (trabajo, escuela) y tienen que predicar, estudiar sus revistas, etc.

Aparentemente eso no tendría nada de malo, quien no sea parte del culto pensará que lo que describí es algo sano, pero cuando te quitan tu personalidad es cuando empiezan los problemas.

Ya he ahondado en otros artículos con respecto a estos temas, así que no me extenderé en ese punto, si no en que el testigo de Jehová realmente no entiende lo que es ser libre. Ellos confunden libertad con «libertinaje» y piensan que quien se ha alejado de los testigos de Jehová, es ahora fornicador, ladrón o asesino… en ese orden. En pocas palabras: Si te alejas de Jehová te irá mal.

No pueden irse de vacaciones sin llevarse sus revistas por si encuentran la oportunidad de predicarle a alguien, no pueden ir en el transporte público si no van leyendo una Atalaya por si alguien se muestra interesado y le den el mensaje de manera informal, no pueden tener un empleo que no vaya de acuerdo a lo aprobado por la secta, en una palabra no son LIBRES.

El testigo de Jehová siempre está preocupado porque se acerca fin de mes y aún no ha llenado su cuota de horas al mes, ó porque tiene que mandar su resolución mensual a la Sucursal (una especie de diezmo disfrazado). Sienten que no son parte del mundo en el que viven porque eso les han inculcado. Les dicen que las personas que no son parte de su grupo, son malas personas que desean extraviarlas en su carrera hacia la vida eterna.

Cuando le hice ver a mi amigo lo anteriormente expuesto, asintió con la cabeza y me dio la razón. Ahora él es libre de estudiar la Biblia sin el apoyo de las revistas. Y aunque no es del todo libre por causa de su familia, encuentra cierta paz al llevar su espiritualidad como él lo desea, sin tener que estar entregando cuentas de su vida a los ancianos de Congregación, él solo le rinde cuentas a Dios.

Sin embargo la libertad es un tema al que la mayoría de los seres humanos le tenemos temor, sentimos miedo ante los cambios, no queremos sentirnos rechazados y queremos ser parte de un grupo que nos acepte.

A veces no encontramos el trabajo que nos gusta por miedo a salir de nuestra zona de confort, tenemos miedo al fracaso porque lo vemos con una connotación negativa, el fracaso de algún proyecto en el que nos aventuremos, nos da la experiencia necesaria para poder alcanzar cualquier meta que nos propongamos.

La libertad se disfruta con cada día que tenemos de vida y donde podamos darle gracias, por una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor, por ser mejores personas, por encontrar nuestro punto de equilibrio, por ver una hermosa puesta de sol, por disfrutar a tu familia, tu mascota, tu música, tu lectura. Se disfruta al hacer lo que realmente queremos sin que nada nos ate en contra de nuestra voluntad.

Hay una frase de Giovanni Bocaccio que me gusta mucho y es esta: «Vale más actuar exponiéndose a arrepentirse de ello, que arrepentirse de no haber hecho nada»

Así que tomemos las riendas de nuestra vida y vivamos la experiencia de la Libertad; cada quien tendrá su manera de experimentarla sin arrepentimiento alguno.

La libertad tiene una fragancia especial que nace en nuestro corazón, es una necesidad acuciante por explorar el mundo a través del poder de la mente y nuestra intención. Nadie tiene el derecho de robarla, nosotros somos custodios de ella. Así que no permitamos que nada ni nadie nos robe la libertad que por derecho como ser humano, nos corresponde.

Aimée Padilla