La paradoja de los testigos de Jehová

El día ayer mi papá hubiese cumplido 80 años; murió fiel a la secta hace 3 años y aún me sigo preguntando si pudo haber despertado y vivir en libertad sus últimos años de vida.

Pero su recuerdo me hizo revivir  los momentos en que quise hablar con él, quien solo me escuchaba de forma respetuosa y finalmente me decía: ¿Pero a dónde iré cuando muera si todo lo que dices es verdad? Nunca quiso investigar aunque le mostraba enlaces con el trabajo de diversos activistas ex testigos de Jehová, así que tenía miedo a  morir sin una esperanza y más al presentir que su muerte estaba cerca.

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Fue un hombre extraño con gustos eclécticos en donde mezclaba su afición por temas extraterrestres con lecturas profundamente religiosas. Pienso siempre le llamó la atención lo desconocido y una parte de él gritaba que debía buscar en lugares más allá del sitio oficial de los testigos de Jehová.

Recordé a todas aquellas personas de la Congregación que se me adelantaron en el camino o bien que protagonizaron anécdotas memorables y pensé escribir este artículo al que intitulé  “la paradoja de los testigos de Jehová”… Pero ¿Qué es una paradoja?

*  Como paradoja se designa un hecho o una frase que parece oponerse a los principios de la lógica. La palabra, como tal, proviene del latín paradoxa, plural de paradoxon, que significa ‘lo contrario a la opinión común’; este a su vez viene del griego παράδοξα (parádoxa), plural de παράδοξον (parádoxon), que podría traducirse como ‘inesperado’, ‘increíble’ o ‘singular’.

En este sentido, una paradoja puede ser un hecho que, en apariencia, es contrario a la lógica: “Ya nadie va a ese lugar; está siempre lleno de gente”; “Este enunciado es falso” (paradoja antinómica).

Como tal, la paradoja suele dar la impresión de oponerse a la verdad o de contradecir el sentido común, no obstante, la paradoja no encierra una contradicción lógica, tan solo la aparenta: “¿Por qué si hay infinitas estrellas el cielo es negro?” (paradoja de Olbers).

Entre los temas más recurrentes en las paradojas se encuentran las autorreferenciales: “Yo solía ser indeciso, pero ahora no estoy muy seguro”; las de infinitud: “En un hotel de infinitas habitaciones, siempre se puede aceptar más huéspedes, aun si está lleno”, las circulares: “¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?”; las de confusión de niveles de razonamiento: “Si Dios es omnipotente, ¿entonces puede crear una roca tan grande que no la pueda cargar ni él mismo?”, entre muchas otras.

Aplicando esta figura retórica a los testigos de Jehová, podemos ver el uso tan común de la misma para la captación y/o retención de adeptos. Juegan el macabro juego de la esperanza sin ningún dejo de remordimiento.

Pensemos en los siguientes ejemplos:

La secta fomenta la desconfianza hacia todo aquel familiar que no desee dar pasos para ser parte de la organización, así que podemos ver innumerables experiencias de mujeres testigos de Jehová que le piden a sus esposos “incrédulos” asistan a las reuniones usando corbata, como si vestirlos así los convirtiera automáticamente en hombres bautizados; mientras a sus espaldas los demás miembros del culto cuchichean que el varón en cuestión no desea agradar a Jehová.

Por otro lado, está el esposo “opositor”, aquel que no desea nada con la Organización y le recrimina a la testigo que descuide a la familia. He visto en el pasado casos de esposas llorosas, que llegaban al Salón del Reino después de una discusión con el marido, pero en su interior sentían que habían hecho la voluntad de Jehová al no acompañar al cónyuge a algún evento del trabajo.

También está el caso de madres, padres, o cualquier miembro de la familia extendida, que no se opone… pero tampoco desea saber nada de la secta.

Ahora, cuando un familiar no testigo de Jehová fallece, es común que los dolientes pidan a la Congregación se dé un Discurso de funeral, pues dicen que el discurso es “más bien para los vivos que para el difunto”, ya que se tiene la esperanza de que el familiar resucite.

Conozco a unas hermanas precursoras regulares, cuya  madre jamás quiso ser parte del “pueblo de Jehová”, lo único que hacía era ir cada año a la Conmemoración ya que le gustaba observar el rito de los emblemas. Alguna vez le pregunté a una de ellas que si le habían ofrecido estudio, y ella me dijo: “Sí pero es que mi mamá no sabe leer”. Me quedé pensando en ese comentario, ¿Qué tipo de excusa es esa cuando ella pudo leerle a su madre para que conociera la “verdad” o bien darle clases de lectura y escritura?  Pero no quise ser impertinente y dejé mi pregunta al aire.

Al tiempo la mamá falleció y consiguieron que un hermano de muchos años en la Organización le diera el discurso del Funeral. Para todo aquel que ha sido testigo de Jehová, sabe que esos discursos se dan usando un bosquejo que manda la Sucursal para este tipo de situaciones; por tanto el discurso de la señora fue usando dicho bosquejo, solo omitiendo las partes que hacían alusión del tiempo en que la difunta fue testigo de Jehová.

Siempre estruja el corazón cuándo alguien muere, y más cuando son buenas personas como fue la señora.  Cuando fui a darle el pésame a la hermana precursora, me abrazó y llorando me dijo: “No estoy triste, yo tengo una esperanza muy firme en que volveré a ver a mi mamá en el Paraíso”.

Me quedé paralizada con ese comentario; de hecho aún era testigo de Jehová cuando sucedió la experiencia que comparto, pero en mi interior hubo una especie de “click” porque pensé: “Pero si la señora nunca fue testigo de Jehová… Nos han enseñado que personas que jamás conocieron ´la verdad´ son los ´injustos´ de los que habla la Biblia… como los aztecas por ejemplo… pero esta señora que sus hijas son precursoras… o sea no entiendo…”

Entonces ¿Para quién es el discurso del difunto cuyo familiar es testigo de Jehová? Si nunca quiso ser testigo de Jehová y sin embargo tiene esperanza ¿Qué caso tiene entonces la predicación si de todas formas tiene la esperanza de resucitar?

Resulta ilógico ¿verdad?  Paradójico… ¿Cómo es que intentan convencer a la gente para que cambie de religión, pero cuando en su familia se da ese caso, entonces allí sí Jehová les da una esperanza? ¿O es que hay una especie de extraño requisito de que en la familia del difunto debe de haber cuando menos un testigo de Jehová?

¿Qué pasa ahora cuando el que fallece es un expulsado? Bueno, depende del criterio de los ancianos determinar si la persona fallecida estaba dando pasos o no para ser restablecida:

“Una congregación cristiana no querría que su buen nombre se manchara al asociarlo con alguien a quien le aplicara 2 Juan 9, 10, aun en su muerte. Pero suponga que una persona expulsada hubiera estado dando alguna evidencia de arrepentimiento genuino y hubiera estado viniendo a las reuniones y manifestando un deseo de ser restaurada en la congregación. Entonces, si a los ancianos les pareciera que no perturbaría la paz y armonía de la congregación ni le traería vituperio al pueblo de Dios, no habría objeción alguna a que un anciano pronunciara un discurso. ¿Cómo podrían saber si Jehová habría perdonado ya o no a tal persona, cuando hay alguna evidencia de arrepentimiento? Apropiadamente, quizás los ancianos hayan estado esperando, por su deseo de asegurarse de que su aparente arrepentimiento fuera sincero. Obviamente, puesto que cada caso es diferente, tendría que juzgarse según sus propias circunstancias. Por supuesto, si se da un discurso de funeral, habría que tener cuidado para no espaciarse en asuntos personales ni hacer ninguna declaración positiva en cuanto a si la persona será resucitada o no. Pero de seguro se puede hacer una excelente presentación bíblica y dar un excelente testimonio bíblico.”

Fuente:

https://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/1977408

¿Cómo saben los ancianos lo que piensa o no Jehová? (Pregunta seria)

Cuando mi papá falleció no le avisamos a la Congregación de su deceso porque sabíamos que  nos iban a querer meter entre ceja y ceja el discurso de funeral, pero ese tipo de noticias no pasan desapercibidas, así que sin invitación alguna se presentaron en la funeraria varios testigos de Jehová, quienes incrédulos preguntaban ¿Pero no le van a dar discurso al hermano?  ¿Pero por qué?

Una testigo de Jehová llegó al extremo de ir a la casa de mi mamá pasada una semana, y con lágrimas en los ojos nos reprochó que no se le hubiese dado discurso a mi papá, porque en su cabeza hueca pensaba que sin discurso mi papá no iba a resucitar.

Pero bueno ¿Dónde entra aquí la paradoja y que tienen todos estos casos en común? ¿Dónde queda la confianza en Dios de estas personas cuando se ven en apuros, incluído mi papá?   ¿Por qué le temen tanto a la muerte si se supone que tienen fe en que Jehová los va a resucitar?  ¿Por qué una mujer testigo de Jehová piensa que si su marido incrédulo lee un versículo de la Biblia en las Reuniones está agradando a Jehová? ¿No es ilógico ese comportamiento?

Estos son tan solo unos ejemplos que pude recordar, pero el lector buscará en el baúl de sus recuerdos y echará mano de una infinidad de situaciones ilógicas, paradójicas de personas que no hacen buen uso de su libre albedrío.

Obviamente para una persona normal, es posible notar ese comportamiento irracional de algunos testigos de Jehová, quienes rinden culto a una secta cuyos  intereses distan mucho de dar guía espiritual a sus fieles.

En el testigo de Jehová así como en todos los cultos de alto control mental, el miedo a la muerte es una constante que no los abandona. Dicen adorar a un Dios de amor que enfurece y castiga con la misma a quienes no hacen su voluntad… una voluntad opaca y con matices un tanto distorsionados según sea la luz vigente.

Aimée Padilla.