Samuel Longhorne Clemens (1835 – 1910), conocido como Mark Twain, fue un escritor estadounidense quien relató experiencias juveniles, ocurridas en su pueblo de Hannibal, Missouri.
En su obra más emblemática: “Las Aventuras de Tom Sawyer”, Mark Twain cuenta las peripecias del joven Tom y su grupo de amigos. De aquella obra rescatamos esta aleccionadora anécdota:
En una ocasión su tía Poly le encomienda a Tom una pesada tarea, encalar una cerca de 30 varas de largo por 9 pies de altura. Un trabajo laborioso y desagradable, aún más porque debe realizarlo en las vacaciones, en aquellas calurosas tardes de verano, cuando todo invita a los jóvenes a acercarse al río, a bañarse, pescar o sencillamente retozar con sus amigos.
El joven Tom, comienza su labor acarreando una batea con una lechada de cal, una pértiga, un par de brochas y un deseo inmenso de no realizar ese fastidioso y tedioso trabajo, sabiendo que será objeto de burlas por sus amigos. Sin embargo ha elaborado una ingeniosa estrategia para salir del paso.
Comienza su labor con una dedicación, un cuidado y una aplicación tal, que parece ser obra de un esmerado artesano. Estando en ello, aparecen sus amigos y comienzan a observar al esforzado Tom y su minuciosa labor con pasmosa curiosidad. Tom Sawyer explica a sus amigos que no se siente molesto por el trabajo que está realizando, por el contrario, no cualquier muchacho estaría en condiciones de hacerlo, se siente un privilegiado que le hayan encomendado encalar la cerca.
Ante tales comentarios, sus amigos comienzan a interesarse. Uno de ellos, que se apresta a comer una manzana, le pide que lo deje probar con la brocha. Tom Sawyer se niega, aduciendo que es un trabajo demasiado importante y delicado. Pero como el chico insiste finalmente Tom Sawyer le pasa la brocha… a cambio de la manzana.
Cuando sus amigos comprenden que ellos también pueden participar, lo presionan de la misma forma, entregando parte de algunos tesoros que esconden en sus bolsillos. Al poco rato Tom Sawyer tiene a sus amigos afanados en encalar la cerca, en tanto que él se dedica a organizar sus nuevas posesiones, un trozo de espejo, un anzuelo, el mango de una navaja, baratijas que los chicos acostumbran a mantener en sus bolsillos.
Tom había descubierto que para que las personas se motiven a realizar trabajos desagradables, solo hay que hacerles creer que se trata de algo que solo pueden realizar personas escogidas, excepcionales, privilegiadas, las que además deberan de pagar con algo para hacerlo.
El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová, al igual que Tom Sawyer, procede en la misma forma. Las personas que se acercan a esa religión de inmediato se ven rodeadas de lo que se llaman “privilegios”. Hacer aseo de un Salón del Reino constituye un privilegio, también lo es el proselitismo de casa en casa en una labor de vendedores sin salario, pidiendo a las personas donaciones para la Obra del Reino. Son privilegios a su vez hacer el trabajo de acomodador, pasar el micrófono, hacer donaciones en Cajas de Contribuciones, pintar fachadas, limpiar los baños o donar joyas, dinero, herencias, cuentas bancarias, terrenos, fideicomisos, etc.
El Cuerpo Gobernante, al igual que Tom Sawyer, descubrió que basta con incentivar a las personas, con poca educación, a sentirse que son importantes, con algún cargo dentro de la organización, como dar discursos delante de una concurrencia cautiva, para que su vanidad sea satisfecha y entreguen su tiempo, dinero y esfuerzo físico en beneficio de la causa de la Watchtower, la que además les otorga otra prebenda, la más excelsa: la posibilidad de ganar una parcela en el Paraíso, que siempre está a la vuelta de la esquina, y de la cual entregan unos adelantos en forma de dibujos a todo color.
En tanto los miembros del Cuerpo Gobernante, viajan por el mundo en vuelos de Primera Clase, se hospedan en Hoteles de Cinco Estrellas, para incentivar a los inocentes publicadores y precursores a redoblar esfuerzos, porque el Armagedón está muy, pero muy cerca. Para lo cual se dedican a pellizcar versículos en la Biblia y estudiar nuevas fechas para el Armagedón o Fin del Mundo y luego las dan a conocer en forma solapada, para que no los acusen de ser falsos profetas.
Entretanto ellos construyeron su nueva Casa Matriz en Warwick, un sector privilegiado, rodeado de naturaleza y animales exóticos, para lo cual necesitan del esfuerzo de todos los testigos de Jehová a través del mundo.
Hace más de un siglo, Voltaire lo había expresado en una sola frase:
“El primer sacerdote fue el primer holgazán que encontró al primer imbécil”
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Rubén Echeverría Lastarria.